A veces me pregunto: ¿Cómo fue que todo este desastre nació?
Como la luna y el sol alrededor de la tierra, mis pensamientos y emociones gravitan alrededor de ti.
Eres ese planeta extraño y lejano, que me llena de curiosidad y me atrae, como a un insecto la luz, hacia ti.
Te he visto vestir de alegrías, vestir de tristezas, vestir de emociones, vestir de confusiones e iras. Y no hay siquiera una faceta tuya, que no me vuelva loca.
Te quiero.
Siento que te quiero con todas estas ganas de comernos el mundo.
Te quiero con toda la inseguridad que llevo por dentro, con todos mis malos pensamientos, con todas mis malas energías, mis malas palabras, mis malas decisiones, mis miedos de no ser suficiente, de que no valga la pena.
¿Cómo fue que nos volvimos problema? Liándonos cada noche bajo las sábanas y dándonos un beso en la mejilla cada mañana al separarnos.
Que no, que no quiero más verte marchar. Que quiero saber que al llegar a casa vas a estar esperándome con el ceño fruncido y la trompa de pato puesta, que me darás un abrazo y me dirás que el día fue pesado, porque no lo pasaste conmigo.
Quiero quererte... Como a ese peluche polvoriento al cual me aferraba cada noche al dormir, porque fue un regalo entre mis padres.
Como a ese primer libro que compré con mis ahorros, y que no dejaba que nadie tocara.
Quererte como a la lluvia, como al mar. Como al olor de las cobijas recién lavadas. Cómo a esa primera historia romántica que me contó mi abuela.
Quererte, sin mesura ni prisa.

