He visto casi todas las etapas de tu vida. O bien, lo que llevas de
ella.
Te sostuve en mis brazos cuando naciste, te arrullé con canciones de
cuna cuando apenas tenías unos meses. Sostuve tus diminutas manos cuando
comenzaste a dar pequeños pasos por la casa, y traté de evitar siempre que
cayeras.
Cuidé de ti días enteros, y noches oscuras, en las que hasta yo misma
moría de miedo. Pero me juré a mí misma, que sería valiente siempre, por ti.
Pero años han pasado desde entonces, y aunque mantendré siempre mi
juramento en la forma que pueda, ya no estoy tan cerca de ti como para cuidarte
las veinticuatro horas.
Y ese momento… ese que nadie espera o quiere que realmente llegue, ha
llegado.
Te estás volviendo una mujer.
Ya comienzas a pensar por ti misma, a razonar, a querer tomar decisiones
en base a opiniones propias que no siempre son acertadas. Así que déjame darte
un consejo, pequeña mía, en estos últimos instantes de infancia que te quedan:
Sé valiente. Arriésgate a seguir siempre aquello que quieres, aquello que
desees con todo tu corazón. Y si te da demasiado miedo, siempre estaré contigo
para acompañarte.
Lucha. Lucha con dientes y garras por cumplir todos tus sueños, por ser
la persona que realmente debes y quieres ser. Lucha por romper esquemas, por
salirte del estereotipo del mundo, por ser diferente, única. Lucha por los
buenos valores y las buenas costumbres, lucha por la educación y la justicia.
Sé inteligente. Mantente un paso delante de todos, y siempre piensa mal.
Que sea la bondad del mundo la que te sorprenda, y no la maldad. Sé precavida,
astuta.
Y, sobre todo, sé humilde. Ama a todos con el corazón, entiéndelos y
apóyalos. No todos tienen la misma suerte que tuviste tú, no todos viven una
vida como la vives tú. Todos en algún momento tenemos problemas, ninguno mayor
o menor, pero siempre necesitamos a alguien que esté allí, así sea simplemente
para escuchar. Sabrás cuántas vidas puedes salvar.
Leer, viajar, conocer, amar… El sentido de la vida se define con esas
tres palabras. Te las regalo. Llévalas contigo a todas partes, y disfruta de
cada una de ellas. Serán tu pilar cuando todo se vuelva triste y oscuro. Te guiarán
de nuevo al sol.
Espero poder mantener mi juramento hasta tus últimos días, pero si por
alguna razón me marcho antes de tiempo, recuerda que mi corazón se aferrará a
ti. Seguiré estando contigo, aun cuando ya no lo esté más.
Te quiero con mi vida, pequeña.
Siempre.


