12 Famosos autores y sus extraños métodos para escribir | Miscelánea
By Annie Grinton - lunes, mayo 04, 2020
¡Hola
a todos autores/as! Como ya nos vamos conociendo, a
estas alturas ya sabrán lo mucho que nos gusta ayudarlos a encontrar la inspiración que les hace falta para emprender su obra maestra: frases,
mensajes de ánimo, consejos, viajes virtuales… Pues bien, hoy estamos
especialmente comprometidos con la causa y hemos decidido dejar la tarea en manos expertas. ¿Hay alguien mejor que una gran
figura de la literatura para tomar como ejemplo cuando somos
incapaces de escribir más de dos palabras seguidas?
Así que hemos salido a
investigar para conocer las rutinas
y costumbres a la hora de trabajar de los autores más reconocidos de la
historia, y poder ofrecerles una recopilación
de buenas prácticas para convertirse en un brillante, productivo y
perseverante escritor. Y lo que nos hemos encontrado por el camino es
una gran colección de excentricidades,
rutinas peculiares y manías verdaderamente curiosas que nos encantaría compartir con ustedes.
Siguiendo con nuestra
adictiva afición a las listas, allá va: ¿Les
apetece conocer las costumbres más excéntricas de los siguientes 12 escritores?
STEPHEN KING
Esta vez no vamos a
reservarle para más adelante, sino que vamos a inaugurar la lista con él. Por
supuesto, el “Maestro del Terror” no podía faltar en esta entrada, así que vamos con él. ¿Se han preguntado alguna vez cómo se consigue crear una obra tan
extensa como la de Stephen King? Pues
parece ser que con mucha disciplina. Por lo visto, el autor no se concede un respiro; trabaja todos los días del año, de lunes a domingo, a partir de
las 8 a.m., y se prohíbe a sí mismo levantarse mientras no haya producido 2000 palabras.
THOMAS MANN
Estamos seguros de que
más de uno de ustedes tendrán hermanos
o hijos pequeños y habrán experimentado más de una
vez la dificultad de encontrar a sus musas con algún que otro pequeño ser humano corriendo, gritando, …
siendo él mismo. ¡Pues no desesperen! Thomas
Mann es el ejemplo perfecto de
que eso no supone ninguna barrera para
convertirse en un gran escritor. El
autor de La Montaña Mágica tuvo nada menos que 6
hijos, con los que supo organizarse muy bien
para combinar sus facetas de padre y
escritor. Eso sí, ambas partes tenían que firmar
un acuerdo irrompible: los niños tenían prohibido
hacer ruido desde las 9 de la mañana hasta el mediodía, y su padre debía aplazar
cualquier oleada de inspiración literaria fuera de horario hasta el día siguiente.
ERNEST HEMINGWAY
El célebre autor
de El Viejo y el Mar, Ernest Hemingway, tenía una incómoda costumbre: escribía
siempre de pie. No obstante, no podía hacerlo sin
llevar, en bolsillo derecho, sus dos
amuletos de la suerte: una pata de conejo y una castaña de indias.
CHARLES DICKENS
Sigamos con nuestra
lista, centrándonos ahora en el novelista Charles
Dickens. El autor británico llevaba a cabo
una minuciosa rutina antes de empezar a
escribir. ¿Quieren saber en qué consistía? Estos eran los pasos a seguir: mantener
su espacio de trabajo en completo silencio, organizar su estudio hasta el último detalle, colocar el escritorio junto a la ventana y
situar sobre él 7 objetos muy concretos: un jarrón
de flores frescas, la pluma y el tarro de tinta, un abrecartas, dos estatuillas de bronce, y una bandeja con un conejo sobre ella.
DAVID LAWRENCE
El autor británico David Lawrence, cuya polémica obra le costó vivir
exiliado casi toda su vida, esconde alguna que otra anécdota igual de
controvertida en torno a sus costumbres creadoras. De hecho, una de sus actividades favoritas para dejar atrás el estrés consistía precisamente en desnudarse y disfrutar de la naturaleza, a poder ser sobre la copa de un árbol.
SAUL BELLOW
El Nobel de
Literatura Saul Bellow puede presumir de una capacidad sublime para activar su modo “multitarea”. Al parecer, el autor
americano era capaz de escribir su obra
mientras atendía constantes llamadas telefónicas de editores, amigos y estudiantes. ¿Dónde está el truco? Por lo
visto Bellow descubrió en algún momento de su carrera un modo muy extravagante de recuperar la concentración de manera instantánea: haciendo
el pino.
TRUMAN CAPOTE
Hablemos ahora de las
extrañas manías del autor más supersticioso
de esta lista, el norteamericano Truman Capote. El autor de Breakfast at Tiffany’s, la novela en la que se inspiró la famosa película Desayuno con Diamantes, trabajaba siempre sobre la cama, y
tenía la costumbre de replicar tres veces sus
manuscritos: dos a mano y una última, la
definitiva, a máquina. Otro detalle curioso sobre sus manías es que era incapaz de dejar más de tres colillas en el cenicero, por lo que guardaba el resto dentro de sus bolsillos. ¿Alguno de
vosotros comparte esta manía?
DAN BROWN
Pasamos ahora a hablar
del responsable de la célebre novela El código Da Vinci, el
estadounidense Dan Brown. Si son de los que tienen problemas
de concentración y sufren las tan indeseables migrañas, tal vez puedan seguir el método de
Brown. Consiste básicamente en colgarse
boca abajo de los tobillos. Pero no es su única
manía peculiar. Además, el autor tiene la costumbre de parar de escribir cada hora para hacer flexiones y contarlas con un reloj
de arena.
H. DE BALZAC
El escritor
francés Honoré de Balzac pasará a la historia por su colosal
proyecto literario La
Comedia Humana, una colección de decenas de novelas
destinadas a reflejar minuciosamente la sociedad francesa de la época. ¿Cómo se escribe semejante obra? Pues
con alguna que otra extraña manía de por medio. Parece ser que Balzar
necesitaba mantener la habitación en la que trabajaba completamente
aislada del exterior, para no saber si era de día o de noche.
Además, era capaz de tomar más
de 50 tazas de café al día para mantener la
concentración. Desde luego, no es una rutina que pudiera soportar cualquiera.
JONATHAN FRANZEN
Atentos a continuación a
los drásticos métodos anti-distracción de Jonathan Franzen, otro escritor aficionado a trabajar en completo aislamiento.
Mientras escribía Las Correciones, novela que le ha concedido el reconocimiento internacional,
Franzen se encerraba en su estudio en completa
oscuridad y con tapones para los oídos. Pero no bastaba con
eso. Para asegurar absolutamente su aislamiento, se ponía, además, orejeras y se vendaba los ojos.
GERTRUCE STEIN
La poetisa y
escritora estadounidense Gertrude Stein consiguió encontrar, por su parte, la versión terrenal de sus musas.
¿Dónde? En las vacas. Sí, las obras de Stein, destacadas por su elevado carácter experimental, fueron escritas mientras la autora contemplaba vacas. No hay que subestimar el potencial artístico del ganado.
ARTHUR MILLER
Para cerrar esta colección de rarezas hemos
escogido a nuestro maniático (dicho desde el cariño) favorito. Arthur
Miller es el escritor que más nos ha
sorprendido con su método para escoger el
borrador definitivo, basado esencialmente en la Selección Natural. Porque, ¿para qué vas
a pasar horas releyendo si puedes dejar que gane el más fuerte? Lo que Miller
hacía después de pasar la mañana escribiendo era, sencillamente, destrozarlo
todo. Y lo que lograba sobrevivir al apocalipsis
literario que montaba se convertía en material
óptimo para sus obras. Para nosotros ha ganado.
¿Se han sentido identificados con alguno de ellos? ¿Tienen alguna manía
inconfesable que este post les haya animado a hacer pública? Si es así estaremos deseando leerlas abajo en los comentarios♥


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